Educar en Multiculturalidad: educar en individualidad es formar identidad

miércoles, 9 de julio de 2008

ENSAYO FINAL "IDEAS QUE FUNDAMENTAN EL TIPO DE PROFESOR QUE QUIERO SER"

Ensayo final: “Ideas que fundamentan el tipo de profesor que quiero ser”
Mucho he pensado en este tiempo sobre las características que un buen profesor debería reunir. Y también en el sobre cómo debiera enfrentarse a los problemas que acaecen en el aula. Uno pudiera, incautamente, que es de suma importancia, un gran bagaje cultural en el profesor, que le permitiera transmitir gran cantidad de conocimientos a sus alumnos. Así es la imagen que muchos tenemos de nuestros antiguos profesores.
Totalmente distinta es la percepción que tengo, luego de transcurrir este tiempo. El tiempo que se pasa en el aula es valioso y da para mucho más que para verter conocimientos en los chicos. Valores, actitudes y experiencias de vida pueden - y deben- ser parte del aula de clases (1). Recuerdo que en el tiempo que pasé en la escuela, hubo mucho que se escondía. Había una especie de pulcritud que impedía que el profesor pudiera mostrar su humanidad, sus debilidades. Debía mostrarse una imagen inmaculada: el profesor era el crisol del saber y tenía la última palabra. Pero se perdía la dimensión humana del profesor …..Hoy el profesor debe ser auténtico

Parece difícil que podamos personalizar nuestro trato a los alumnos, sobre todo cuando en las aulas de clases hay 30 o 40 niños. Es algo que a futuro quisiera desarrollar. Creo que debiera ser nuestra aspiración, pues los niños no son números; los más jóvenes vienen a enseñarnos que el mundo ha cambiado, pero que los sueños e ideales no han muerto. Tienen mucho que entregar y por ello, no podemos sino demandarles esfuerzo y ganas, pues no puede ser más cierta la afirmación del profesor Jaime Escalante: "Determinación + Disciplina + Trabajo duro = Camino al éxito” (2) .
Me gustaría que mis alumnos supieran que esperamos mucho, muchísimo de ellos. No esperamos ni más ni menos que todo lo que ellos puedan dar. Siempre más, siempre algo mejor, porque en un aula todos, sin excepción, pueden aprender. Creo que es importante tener altas exigencias, esperar lo mejor de ellos. El joven de hoy necesita un referente claro, cercano quizás, pero no por ello menos exigente, permisivo. Los niños de hoy son críticos, incluso, demandan más del profesor, saben dar a conocer sus necesidades; por otro lado, son más desafiantes y más complejos que niños de otras generaciones y estarán poniendo a prueba permanentemente la tolerancia del docente. Si no se establece claramente lo que se espera de ellos, el alumno no respetará al profesor, presentará un mal comportamiento o trabajos de baja calidad. Creo que un profesor puede ser amigable, lo que no significa perder autoridad frente al alumno o peor aún, ser complacientes. De alguna forma, se que deberé renovarme continuamente y estar atenta a las características de mis alumnos, para identificar qué estrategias de aprendizaje aplicar. Sin duda, todo alumno, sin excepción, puede aprender. Debemos partir de esa premisa y respetar al alumno. Una forma de faltarles el respeto es subestimarlos. Certeras son las palabras de John Stuart Mill “Al estudiante que nunca se le pide que haga lo que no puede, nunca hace lo que puede." El esfuerzo de un buen profesor irá dirigido a fomentar la autorregulación del alumno. Quisiera el día de mañana que mis alumnos tuvieran el suficiente entusiasmo para iniciar búsquedas por sí mismo sobre lo que más capta su atención y que supieran asumir responsabilidades en cuánto a su propio proceso educativo, que sepan ser reconocer estilos y estrategias que les permitan una eficiencia en el aprendizaje.


Por otro lado, creo que es importante cuidar nuestro trato al alumno, el alumno no aprenderá con ni con castigo físico, burlas, ni con maltrato verbal. Nuestra falta de competencia no es disculpa para recurrir a estos “métodos”.

Un alumno al que no le presentamos desafíos, corre el riesgo de convertirse en un autómata, sin mayores objetivos que motiven su actuar o bien su actuar será cortoplacista, no tendrá mayores esperanzas y expectativas en la vida. Como profesores, debemos motivar a los niños al logro Y aunque llegar a este equilibrio entre afectividad y cercanía, y por otro lado exigencia y disciplina, no es cosa fácil, quisiera en el futuro poder incorporarlo a mi quehacer en el aula de clase. Un profesor que es respetado, se gana la confianza del alumno.
Creo que es importante en este sentido, que un profesor esté entusiasmado, motivado y absolutamente compenetrado e interesado en los temas que está enseñando, para entusiasmar y estimular la curiosidad en el alumno a investigar por su cuenta. Quisiera que mis alumnos aprendar a ser críticos del conocimiento, pues es la única forma de crear nuevo conocimiento. Y que se puedan integrar las experiencias de la vida cotidiana al saber. Rescato los aportes de la educación humanista, que enaltece la vida y dignidad del hombre. Nuestro saber no puede estar desvinculado de la realidad, de las verdaderas necesidades del hombre en relación con lo que la sociedad le demanda., porque el alumno enfrentará problemas prácticos el día de mañana. A muchos de nosotros, no nos enseñaron a resolver problemas. Siempre el profesor tenía la respuesta. Hoy la sociedad es tan compleja, que ya no podemos pretender hacer perdurar esa omnipotencia del maestro.
Respecto a ello, no quisiera desarraigar a mis alumnos de algo que para ellos es natural. En la disertación sobre el juego, se mencionó una definición que me pareció interesante. Vigotsky señala al juego como “un espacio plegado asociado a la interioridad con situaciones imaginarias para suplir demandas culturales”(3) El juego puede ser una poderosa herramienta que el profesor puede emplear para aproximarse a la realidad de los niños, pues el juego es una recreación de la realidad. El juego nos entrega claros mensajes si sabemos estar atentos, acerca de los intereses del niño, de cómo este percibe su mundo. El juego es una especie de ensayo y error, donde el niño aprende roles y aprende a respetar acuerdos y turnos, aprende a respetar a sus semejantes. Me gustaría en el futuro, poder aprovechar la capacidad lúdica que todos poseemos – y que en algún momento, nos vimos forzados a olvidar – para que mis alumnos aprendan, pues de esta manera los aprendizajes tendrán mayor significado y serán permanentes. El juego, entonces, puede ser una herramienta de aprendizaje, si sabemos contextualizarlos dentro de la escuela y si tenemos claros los objetivos a lograr. Por otro lado, no hay ningún momento que no sea propicio para que el alumno aprenda y pienso que incluso los recreos deberían ser aprovechados como instancia educativa.

Me gustaría promover el amor por la lectura, esa lectura que me permitió soñar, conocer otras realidades o inventar las mías propias, me dio momentos de alegría y en ocasiones me permitió evadir frustraciones de mi niñez. Pues los niños también tienen problemas, y problemas reales, no de juguete. Muchas veces esos pequeños y desdeñados “problemas de niño chico” repercuten en la vida adulta. Los niños, por el agitado ritmo que la vida hoy nos impone, se sienten solos, pasan poco tiempo con sus padres, viven situaciones violentas en el colegio y sienten que no tienen a quién acudir, no hay quien los aconseje o escuche. Hoy, tristemente, podemos decir que hay chicos deprimidos. Es esencial observar al alumno, percatarse de sus particularidades. Cada chico tiene una sensibilidad emocional (4) distinta, y las reacciones emocionales frente a la interacción diaria en el colegio, son variadas. Lo que para alguno pudiera pasar inadvertido, para otro chico puede causar una impresión indeleble. Percibimos de distinta manera, de acuerdo a nuestras experiencias. Es tremendamente necesario atender a la individualidad del alumno y el tiempo, los quehaceres, nuestra propia vida personal y la batahola de la vida diaria, aunque nos apremie, no es excusa, no hay profesión que requiera más entrega, que la de un profesor y quiero ser una profesora a tiempo completo.

Recuerdo mi paso por la escuela. Fueron experiencias tanto agradables, como desagradables. Recuerdo la preocupación de Lorenzo, mi profesor, al considerar mis esfuerzos cuando aprendía a escribir, aún cuando me fue dificultoso. Como la niña que era, me hacía sentir especial, importante. Me gustaría tener ese tesón, no claudicar frente a las dificultades que puedan surgir en el aula. Quisiera ser una profesora con la suficiente capacidad crítica, para darme cuenta de mis falencias, pues como expresa en su aforismo el escritor jesuita Baltasar Gracián "El tesón debe estar en la voluntad y no en la opinión" (4). Se desprende de esta aserción, que debemos persistir en esfuerzos, no en ideas que bien pueden ser prejuicios. Debemos estar dispuestos a los cambios, y a romper moldes cuando sea necesario. En reiteradas oportunidades, hemos hablado de la credibilidad y confiabilidad del profesor (5) cualidades que pasan por también por una formación sólida del maestro, un compromiso personal con su quehacer. El profesor debe ser crítico de su propio desempeño, debe estar actualizando sus conocimientos, tanto de los contenidos que tiene a cargo, como de la aparición de nuevas metodologías o herramientas tecnológicas.
El profesor, además, debe ser justo y brindar a cada uno de sus alumnos su mejor esfuerzo posible. El hacer sentir a cada chico que es importante y valioso puede impactar fuertemente en la vida futura del chico. Por otro lado, parte de la justicia es reconocer todas las posturas de vida y visiones de mundo como válidas, no cayendo en adoctrinamientos hegemónicos (6), que puedan vulnerar visión del alumno.
En el transcurso de este curso, en las entrevistas, las distintas lecturas realizadas, escuchando las experiencias de mis compañeros, he tomado conciencia de lo importante que es el aspecto socioeconómico o familiar en el proceso educativo de los niños. La incidencia del medio en que el niño se desarrolla, factores como el tipo de vivienda y la condición de inmigrantes, pueden ser determinantes para potenciar o coartar las actividades y capacidades del niño (7). Como profesora, se que debo estar al tanto de la realidad que me circunda a mi y a los alumnos, para entender mejor sus necesidades y poder darles una mejor enseñanza, más cerca, más personalizada. Debemos estar preparados para trabajar en distintos contextos sociales y quizás nos corresponda desempeñarnos en uno que sea ajeno al nuestro. Por mucho que estemos preparados, surgirán situaciones impensadas, complejas, difíciles de manejar, sobre todo si nos toca ejercer en ambientes deprivados económicamente. La empatía (8) me parece una cualidad que debo desarrollar más que nunca, si deseo ser una docente idónea e integral y no tan sólo una instructora pasa materias. Es imposible perder de vista que el alumno no es tan sólo intelecto: cada pupitre esconde historias de vida y emociones que es preciso descubrir para entregar una educación efectiva. Nuevamente, parece dificultoso por decir lo menos, personalizar al alumno si tomamos en cuenta las falencias en que hoy incurre el sistema educativo, pero no podemos sino intentarlo, pues a quien nos debemos en última instancia es a nuestros alumnos.

Es importante que los alumnos no tan sólo se queden con parcelas de la realidad, separadas abismalmente por una rígida planificación. Lo que hoy se busca – contrariamente a nuestra experiencia escolar – es la integración del conocimiento, su aplicación práctica a las problemáticas cotidianas, su contextualización en la realidad sociocultural del alumno. Sería un desacierto intentar “facilitar” la labor al alumno, entregándoles saberes ya digeridos. Por un lado, es posible que caigamos en prácticas hegemónicas, aprovechando de nuestra posición, sesgando la visión de la realidad del alumno y perdiéndonos los valiosos aportes que el alumno pudiera entregarnos, mediante su participación activa. Por otro lado, es prácticamente mutilar el pensamiento del niño. Como educadora, aspiro a ser una mediadora entre el alumno y su realidad, colaborando en su proceso de aprendizaje. El educador debe procurar entonces que exista una trascendencia (9), y que los contenidos que entrega en el aula, tengan articulación con la realidad inmediata de los chicos. Los chicos asisten a clases no a calentar una silla. La misión que tengo como futura profesora, es lograr que mis alumnos se conozcan, se hagan conscientes de sus talentos y de sus deficiencias y así pueden aprovechar al máximo sus potencialidades y puedan tener una claridad de objetivos en la vida. Se que es una empresa no menor.


Puede ser que mi perspectiva sea algo ingenua. Me disculpo de antemano por ello. No tengo experiencia en aulas, en el trato con chicos. Mi única experiencia es la de mis años de escolar y estudiante. En ella he basamentado las reflexiones que en este ensayo escribo. Se que me falta pulimentar muchísimos aspectos. Se incluso, que no me conozco del todo, o creía conocerme, pero no en una dimensión educativa. El re-conocernos supone un desafío, sobre todo cuando ya damos por sentadas sean maneras de pensar, o maneras de ser y proceder. Es fundamental llegar a conocernos mediante la reflexión sobre nosotros mismos, nuestras motivaciones, nuestros ideales. Seguramente nos llevemos sorpresas o desengaños. La criticidad frente a su propia labor es un atributo esencial de un buen profesor, algo que en reiteradas oportunidades se ha mencionado en clases.
Y si bien la autocrítica es algo que siento que poseo, quisiera mantenerla siempre y no caer en la apatía, la inercia, en la desesperanza de que no pueda operarse algún cambio, cuando la realidad nos es adversa, contemos con pocos recursos o no seamos respaldados en nuestro quehacer.


Citas, Bibliografía y Webgrafía

1 - Apuntes de clase Dimensiones Personales del Profesor de Educación Básica.
2 - http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/newsid_2944000/2944174.stm Entrevista al profesor Jaime Escalante.
3 - Disertación “El juego”
4 - Semiología Psiquiátrica http://www.marietan.com/semiologia/capitulo13.htm
5 - “Libertad negativa y moral práctica en el Arte de la Prudencia de Baltasar Gracián” http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/agis51.pdf
6 – Apuntes de clase de Filosofía de la educación, año 2008.
7 – Apuntes de clase Dimensiones Personales del Profesor de Educación Básica.
8 – José María Quintana Cabanas “Sociología de la Educación”. Cap. Repercusión de las circunstancias ambientales en la Educación. Pags. 113 – 116
9 - Disertación “El Constructivismo”.

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